Una madre quiere presentarle su pareja a su hija. La joven, tras tener un difícil día, decide aceptar una cena donde también estará presente el progenitor de él. La incomodidad del encuentro del primer momento irá mutando con el correr de las horas, comida en la que no faltarán también amigos de ellos un tanto particulares. Una fuerte tormenta obligará a los seis a pasar la noche juntos en el mismo departamento, con todo lo que eso implicará.

Los vínculos forzados sacan lo peor de cada uno, aunque a veces sorprenden. Los lazos familiares, y los impuestos, ¿qué pasa cuando esas piezas intentan ensamblar? Lo inesperado llegará a la vida de estos personajes para romper sus estructuras e ideales.

Un elenco formado en la Escuela Timbre 4, para un grupo de actuaciones parejas, que divierten, pero también invitan a reflexionar. Una historia dirigida y con la dramaturgia de Paula Díaz, para una temática poco frecuente en los escenarios porteños como son las familias ensambladas.

Acompaña la original puesta en tres espacios (dos habitaciones y un comedor) donde se desarrollan las acciones, un interesante juego audiovisual, que ayuda a crear nuevos puntos de vista para lo visto.

Enfrentar la cobardía, dejar el egoísmo de lado, madurar, comprender, aceptar al otro, pero antes a uno mismo. Pasa pasar de la risa a la emoción.

Porque «hay algo peor que equivocarse… quedarse con la duda de lo que puedo haber sido»