Elena (Lucía Steimberg) es una joven atravesada por recuerdos que la atormentan, que dejaron marcas en su alma, y en su piel. Ella lleva encima y, por dentro, el peso de lo que le hicieron, lo que le lleva a creer que el amor sólo tiene sentido si tiene una palabra a su lado: pasional, vacío, precoz, tardío, amorfo o de colores.
Buscando un refugio o un lugar catártico, el relato así vuelve íntimo, y por momentos desgarrador. Los climas que el monólogo atraviesa le permite a su protagonista desplegar un amplio abanico de recursos en el cual el espectador queda atrapado, porque de inmediato compatibiliza con ella. Su dolor es el nuestro, y sus alegrías, también.
El trabajo de composición de Lucía Steimberg es destacable, haciendo sumamente creíble ese paso de mujer a niña en cuestión de segundos.
La actriz hace carne un buen texto, también escrito por ella, precisamente dirigido por Alejandra Marino.
Una historia fuerte, relatada en primera persona, de alguien sufrido que grita su dolor en busca de redención. Algo que pueda hacer más livianas las heridas de esa "piel marcada".
Ficha técnica:
Actriz: Lucía Steimberg.
Dramaturgia: Lucía Steimberg.
Dirección: Alejandra Marino.